martes, 18 de enero de 2022

De juez a justiciable

 La vida de vueltas inesperadas;  y así me pasó a mi que después de más de 40 años al servicio de la Administración de Justicia, de hacer escritos de acusación cuando ejercía de Abogado Fiscal y de poner miles de sentencias mientras me desempeñaba como Magistrado, tuve que alcanzar la edad de jubilación para comprender lo que siente un justiciable, que espera años con duda y temor  a que su asunto se resuelva pronto, lo que nunca ocurre y yo que siempre intenté cumplir con los plazos para dictar mis sentencias , ya sé que eso no ocurre en este país.

Hacía el mes de junio del año 2016, recibo una notificación de la Agencia Tributaria en la que me indican que proceden a realizar una revisión de mis declaraciones del impuesto del IRPF de los años : 2013; 2014 y 2015 y me reclaman la bonita cantidad total de 11.900 €.  Y empieza la entretenida carrera de obstáculos previa  consignación de esa cantidad, designación de abogado y procurador y Recurso al Tribunal Económico Administrativo con el esperado resultado: retraso, no miran el escrito y resolución desestimatoria del recurso.

Y comienzo de la vía judicial ante la Sala de lo Contencioso-administrativo, que por fin dicta sentencia en el mes de noviembre del año 2020, nada menos que cuatro años de espere, a mi favor, con devolución de la abonado, más los irrisorios intereses legales. Cuatro años de incertidumbre y 1.400 € de minuta que tuve que abonar a mi abogado y quién me repara los sufrimientos de esos años; nadie, muchacho; la Agencia Tributaria es la que manda y si no quieres sufrir, paga y aguanta que es lo que mucha gente acaba haciendo, pero yo soy peleón , aunque por eso las coas me van casi siempre mal.

Como ya estaba entrenado en pleitear, nuevo asunto judicial. En mayo del año 2019 recibo una llamada de una chica comercial del Banco de Santander- del que yo era cliente de muchos años- para ofrecerme un modelo nuevo de tarjeta de crédito. muy beneficiosa para mi. Voy a verla y comprueba que es una sobrina carnal de mi mujer y para hacerle un favor, acepto la nueva tarjeta, que a los tres meses- agosto- compruebo  que es una de las llamadas revolving con intereses abusivos; así que el 6 de septiembre me persona en el banco y anula dicha tarjeta. Al día siguiente compruebo que el banco me quita de mi cuenta nada menos que 6.000 €; voy a reclamar y se niegan a devolverme esa cantidad porque dices que así viene en el contrato. Comienzo de un nuevo pleito civil, nombramiento de nuevo abogado, continuos torpedeos del Banco de Santander que lo recurre todo y hasta el mes de septiembre del 2021 no obtengo sentencia favorable por falta de transparencia.

Y ahora viene lo mejor; el último día del  plazo para recurrir lo hace el banco y resulta que de las tres secciones de lo civil de la Audiencia Provincial, dos son favorables a los clientes de esas tarjetas y una- la Sexta- es pro banco, porque entiende que el listo es el cliente y mi asunto -por buen gafe que soy- recae en la dichosa Sección Sexta; así que me veo yendo  al Tribunal Supremo si me revocan la sentencia.

Que justicia es esta, que todo depende de la suerte que tengas con la sección que conozca del recurso; la lotería de la Justicia, no parece que esto sea serio y he tenido que jubilarme para comprobar en que manos estamos los ciudadanos. Más de dos años y medio esperando que este asunto se resuelva de una vez y vaya usted a saber cuando y cómo lo hacen.

Con todos estos sucesos que me han sucedido desde mi jubilación, cómo no me iban a pasar rápidamente los años y por la tensión  nerviosa que pasé me han tenido que poner dos stent, pero de momento aquí sigo luchando.    



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