miércoles, 26 de enero de 2022

UNA ALEGRÍA EN EL 2021

  No puedo dejar en el olvido , lo mejor- quizá lo único, salvo seguir vivo- que me dejado el 2021 en mi haber. Fue a primeros del mes de junio y en Madrid. Mi hijo Eduardo obtuvo una de las cátedras de Derecho Civil  de la Facultad de Derecho de la  Complutense. Hacía mucho tiempo que no pasaba por momentos de tanta tensión y nerviosismo como los que viví en la mañana del jueves tres de junio. La pude contener las lágrimas , cuando el opositor recordó a su madre, tan ajena a lo que estaba sucediendo lejos de Oviedo y no siendo consciente del momento tan importante para todos nosotros. Y los mismos sentimientos y emoción creo que tuvieron Carolina y Lucía esa mañana en el Salón de Grados de la Facultad de Derecho. 

 Eduardo se lo merecía; ha sido muy trabajador desde que fue obligado a dejar la Facultad de Derecho de Oviedo, donde las autoridades académicas hicieron todo lo posible para que no pudiera tener una plaza de Profesor y no tuvo  reparo alguno en coger la maleta y cambiar de aires. No estuvo ni un momento ocioso en estos más de 25 años de lucha y siento un orgullo de padre difícil de expresar con palabras, pero basta con decir que este final  feliz de mi hijo, me alivia de gran parte de los sinsabores que en estos últimos seis años llevamos todos padeciendo

Y como hay que ser justo y agradecido con todos los que , en distintos momentos, nos ayudaron en que al final alcanzará la meta que siempre quiso, ser Catedrático de Derecho Civil,  rindo aquí expreso  y público agradecimiento a todos ellos, sin cuya generosa ayuda el resultado hubiese sido otro. En primer lugar  a José Manuel Lete- que no pudo ver este final, al fallecer en accidente de coche, que estoy seguro lo hubiese gustado disfrutar- que fue el que acogió en Santiago de Compostela. Y después a los amigos y compañeros que lo acogieron primero en Madrid, después en Castellón y otra vez de vuelta en Madrid: Manolo García Amigo, Joaquín Rams, Carlos Rogel, Mariano Yzquierdo, Javier Costales, Enrique Rubio, Rodrigo Bercovitz, Ramón Durán y  todos los compañeros del Departamento de Derecho Civil de la Complutense que lo recibieron siempre con los brazos abiertos.

martes, 18 de enero de 2022

De juez a justiciable

 La vida de vueltas inesperadas;  y así me pasó a mi que después de más de 40 años al servicio de la Administración de Justicia, de hacer escritos de acusación cuando ejercía de Abogado Fiscal y de poner miles de sentencias mientras me desempeñaba como Magistrado, tuve que alcanzar la edad de jubilación para comprender lo que siente un justiciable, que espera años con duda y temor  a que su asunto se resuelva pronto, lo que nunca ocurre y yo que siempre intenté cumplir con los plazos para dictar mis sentencias , ya sé que eso no ocurre en este país.

Hacía el mes de junio del año 2016, recibo una notificación de la Agencia Tributaria en la que me indican que proceden a realizar una revisión de mis declaraciones del impuesto del IRPF de los años : 2013; 2014 y 2015 y me reclaman la bonita cantidad total de 11.900 €.  Y empieza la entretenida carrera de obstáculos previa  consignación de esa cantidad, designación de abogado y procurador y Recurso al Tribunal Económico Administrativo con el esperado resultado: retraso, no miran el escrito y resolución desestimatoria del recurso.

Y comienzo de la vía judicial ante la Sala de lo Contencioso-administrativo, que por fin dicta sentencia en el mes de noviembre del año 2020, nada menos que cuatro años de espere, a mi favor, con devolución de la abonado, más los irrisorios intereses legales. Cuatro años de incertidumbre y 1.400 € de minuta que tuve que abonar a mi abogado y quién me repara los sufrimientos de esos años; nadie, muchacho; la Agencia Tributaria es la que manda y si no quieres sufrir, paga y aguanta que es lo que mucha gente acaba haciendo, pero yo soy peleón , aunque por eso las coas me van casi siempre mal.

Como ya estaba entrenado en pleitear, nuevo asunto judicial. En mayo del año 2019 recibo una llamada de una chica comercial del Banco de Santander- del que yo era cliente de muchos años- para ofrecerme un modelo nuevo de tarjeta de crédito. muy beneficiosa para mi. Voy a verla y comprueba que es una sobrina carnal de mi mujer y para hacerle un favor, acepto la nueva tarjeta, que a los tres meses- agosto- compruebo  que es una de las llamadas revolving con intereses abusivos; así que el 6 de septiembre me persona en el banco y anula dicha tarjeta. Al día siguiente compruebo que el banco me quita de mi cuenta nada menos que 6.000 €; voy a reclamar y se niegan a devolverme esa cantidad porque dices que así viene en el contrato. Comienzo de un nuevo pleito civil, nombramiento de nuevo abogado, continuos torpedeos del Banco de Santander que lo recurre todo y hasta el mes de septiembre del 2021 no obtengo sentencia favorable por falta de transparencia.

Y ahora viene lo mejor; el último día del  plazo para recurrir lo hace el banco y resulta que de las tres secciones de lo civil de la Audiencia Provincial, dos son favorables a los clientes de esas tarjetas y una- la Sexta- es pro banco, porque entiende que el listo es el cliente y mi asunto -por buen gafe que soy- recae en la dichosa Sección Sexta; así que me veo yendo  al Tribunal Supremo si me revocan la sentencia.

Que justicia es esta, que todo depende de la suerte que tengas con la sección que conozca del recurso; la lotería de la Justicia, no parece que esto sea serio y he tenido que jubilarme para comprobar en que manos estamos los ciudadanos. Más de dos años y medio esperando que este asunto se resuelva de una vez y vaya usted a saber cuando y cómo lo hacen.

Con todos estos sucesos que me han sucedido desde mi jubilación, cómo no me iban a pasar rápidamente los años y por la tensión  nerviosa que pasé me han tenido que poner dos stent, pero de momento aquí sigo luchando.    



lunes, 17 de enero de 2022

De vuelta al Blog

 Hace tiempo que tengo este Blog abandonado desde hace mas  de un año y medio y la realidad es que casi no he tenido un momento de tranquilidad para dedicarle unos minutos y usarlo como mi desahogo, como venía haciendo. Por eso quiero que este 2022 que acaba de empezar, sea el inicio de lo que  había empezado con ilusión y - debo confesarlo- con escaso éxito de lectores, posiblemente porque mi vida no tenga ya interés alguno, si es que en algún momento lo tuvo.

He pasado unos meses muy complicados; no sólo porque el estado mental de Filo, ha ido poco a poco a peor, como era previsible y ya me lo había anunciado el psiquiatra, sino también porque el azar parece que estaba esperando a que me jubilase para que mi vida se fuese complicando , con hechos que ni en el momento más pesimista hubiese imaginado que me sucederían.

El 31 de octubre pasado he cumplido 79 años, me parece irreal que ya lleve 9 años jubilado y yo que temía no llevarlo con resignación, me doy cuenta que me han pasado como su hubiese sido un instante.

Trato de recordar todo lo que me ha sucedido en estos nueve años y que de alguna manera han alterado todas mis optimistas previsiones de viajes y placeres que han quedado reducidos a la nada:

1. Asumir las tareas de cabeza de familia: asistentas, cocinar, comprar la comida, la ropa y sobre todo atender a Filo y sus complicadas consecuencias, que no son del caso de detallar, en las que es cierto que ha tenido  la ayuda de mis hijas, en especial de Lucía, volcada siempre en su madre; Cali con menos dedicación, pues debe atender a su novio Adolfo.

2. Los asuntos judiciales que me han invadido, y  a los que voy a dedicar más detalle en la próxima entrega.

Como comienzo basto lo escrito hoy