lunes, 28 de mayo de 2012

La Universidad que dejo (I)



Después de 48 años dedicado a enseñar en la Facultad de Derecho de Oviedo ha llegado  el momento de decir adios y es la  ocasión propicia  para "mirar atras sin ira" y hacer un balance de todos estos años; ¿que he dado y que me ha dado la Universidad?.
Creo que tengo suficiente legitimidad para dar mi opinión sobre lo que ha sido, es y será la Facultad de Derecho y la conclusión final no puede ser, para mi, buena: He pasado por todas las categorías de profesor, desde Ayudante con 21 años(curso 1964/65) hasta Catedrático de Derecho Civil; no he tenido mucha suerte ya que no me tocó nunca la lotería de los sistemas actuales de acceso al  Profesorado; siempre con oposiciones a nível nacional (adjunto, agregado y catedrático) y no como ahora en cada Facultad; no tengo duda alguna- aunque a muchos les moleste- que el sistema de selección ha ido a peor con el efecto de peor calidad en la enseñanza.
He padecido la ingratitud de muchas personas que me deben -así como suena y por duro que parezca- el medio de su subsistencia personal y que en la primera ocasión que tuvieron para mostrar un mínimo de gratitud la desperdiciaron; no los olvido ni les perdono; ellos saben -si leen estas palabras- quiénes son. Otros -los menos-, fueron fieles, agradezco su fidelidad y les deseo lo mejor.
Soy consciente de que a muchos no caigo bien en la Universidad, posiblemente sea díficil aceptar que no teniendo dedicación exclusiva, haya sabido organizarme para publicar más de 12 Libros, dirigido muchas tesis doctorales, dado conferencias y publicado numerosos artículos, lo que otros, dedicados exclusivamente, no han hecho. He cumplido siempre con mis obligaciones, sin delegar en nadie y  he hecho, y dicho siempre lo que creía de justicia, error de conducta que me ha perseguido en la Universidad y en la Administración de Justicia.
Debo agradecimiento eterno al hoy recientemente fallecido, D. Manuel Albaladejo, que confió en mi para que fuese Catedrático, a mis antepasados universitarios, a mi familia y a nadie más; me he sentido perseguido injustamente por varios rectores y ayudado por otros  dos, no me he arrastrado para obtener beneficio propio y puedo mirar alto y de frente a cualquiera que se oponga.
He tenido cargo académico y sé cómo funciona por dentro la Universidad, aunque mejor -de momento- no publicarlo; me causan lástima todos los que se creen algo por alcanzar una categoría profesional obtenida con ayudas distintas del esfuerzo personal.
Siento un cierto grado de tristeza al pasar oficialmente a no ser nada, pero creo que puedo todavía ser útil, mientras la salud me respete.

(continuará...)  

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