jueves, 31 de mayo de 2012

Consejo General del Poder Judicial: supresión o modificación

Vuelve a estar de actualidad el funcionamiento del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ahora son los gastos de  los viajes de su Presidente en días que no parecen  fuesen muy propicios para desarrollar en ellos actividades oficiales. Acabo de escuchar y ver las declaraciones de José Carlos Divar para tratar de poner fin a las imputaciones de malversación de fondos públicos que desde distintos medios se le hacen; me ha causado una  impresión penosa, no ha aclarado nada, y es su palabra la que hay que aceptar (presunción de inocencia) porque no ha aportado pruebas objetivas que disipen dudas acerca de qué gastos ha abonado de su bolsillo y cuáles lo fueron a cargo de los presupuestos del Consejo.
Conozco a Divar desde el año 1968 -somos compañeros de promoción en la Carrera Judicial- y debo resaltar dos cosas:
 a) Mi sorpresa cuando fue designado o elegido, hace 3 años y medio, Presidente del CGPJ por acuerdo (el dedo mayestático) de los señores Zapatero y Rajoy, pues nunca  hubiese imaginado peor decisión por ser la persona más inapropiada para el cargo (sería curioso y sorprendente conocer los motivos por los que aquellos dos caballeros optaron por él para puesto tan delicado); pero lo que si sé es que no fue por sus relevantes méritos jurídicos, ni por su especial relevancia en la Carrera Judicial.
b) No creo que de forma consciente se haya aprovechado ni abusado de los gastos a cargo del presupuesto del Consejo, y si lo ha hecho lo ha sido en la misma medida que estoy seguro lo han hecho los restantes 20 Vocales de dicho organismo. La razón por la que ahora sale a la luz pública una forma de actuar que todos sabemos ha sido la habitual es un misterio que el Vocal denunciante debería explicar públicamente.
Cualquiera que haya tenido alguna relación con el CGPJ, por mínima que sea, sabe perfectamente que la Administración de Justicia no necesita para nada este organismo que los redactores de nuestra Constitución copiaron, mal, del Consiglio de la Magistratura italiana.
Hablo con conocimiento de causa, pues para mi desgracia he tenido frecuentes tratos, discusiones y recursos con este Consejo -y con varios de los que le han precedido- y puedo asegurar públicamente que ninguno de sus miembros ha sido acreedor a la medalla al mérito en el trabajo y que para las funciones que realiza no hacen falta tantos vocales ni tanto aparato administrativo, quedando el mérito y capacidad, por otra parte, siempre olvidado en todas sus actuaciones.
En realidad sus funciones relevantes se reducen a dos: 1) nombramientos de cargos judiciales, 2) inspección de los juzgados y tribunales. Ambas tareas eran realizadas antes por una simple Dirección General del Ministerio de Justicia, sin que se hayan apreciado especiales logros para la Justicia y el justiciable que justifiquen el mantenimiento de ese organo constitucional. Tal como está configurado en la actualidad, no sirve para otra cosa que para dar satisfacción a los políticos de turno y para que puedan medrar determinadas personas que no lo lograrán por su esfuerzo personal. 
Se me dirá que estando previsto en el artículo 122. 2 de la Constitución no hay más remedio que seguir padeciéndolo, a lo que respondo que lo mismo que en septiembre del año pasado se modificó por "via express" el art. 135, sin acudir al procedimiento previsto en la propia Constitución para su modificación, puede hacerse lo propio con el CGPJ, por ejemplo para reducir sus miembros, al no tener sentido su actual composición de un Presidente y 20 Vocales. Y, en todo caso, lo que hay que cambiar es el  procedimiento de elección de sus miembros establecido en el artículo 112 de la actual LOPJ del año 1985 (modificada en varias ocasiones) para excluir la intervención del Congreso y del Senado, causa principal de su notoria politización.
Por ejemplo, ¿por qué no se acude para su elección a un criterio de antigüedad entre Magistrados del Tribunal Supremo, Magistrados y Jueces , con lo que las tres categorías de miembros de la Carrera Judicial estarían representados?
Y no estaría nada mal que ahora que se habla tanto de "transparencia" se hiciesen públicas las retribuciones  reales- no las que aparecen en los presupuestos generales del estado- tanto de los Vocales como de los que forman parte de su extensa burocracia para así poder realizar una comparación con la que perciben aquellos a los que presumiblmente deben servir.
Seguro que la sorpresa sería incomensurable y los agravios inaceptables..

lunes, 28 de mayo de 2012

La Universidad que dejo (II)

Tuve que impartir varios planes de estudios, desde el del año 1953 -que me pareció siempre un buen punto de partida que había que mejorar suprimiendo o modificando el contenido de algunas asignaturas- pasando por otros de vigencia escasa y que eran fruto del personalismo de los Decanos, que querían pasar a la historía como los creadores del plan de estudios definitivo aunque fuese a costa de volver locos a los alumnos, enfrentados a la absurda labor de superar cursos con 16 asignaturas (qué es fácil imaginar cómo se impartían) y cuando parecía que el sentido común llegaba, se alcanza el "no va a más" con  el llamado Plan Bolonia o espacio europeo de la enseñanza superior, donde se culmina el caos de la Universidad española; que por cierto, una vez más da pruebas de su "paletismo docente" al ponerse en primera final para adoptarlo cuando ni en Italia (paradoja de Bolonia) ni en Alemania se sigue ese plan de estudios.
He sido opositor total al plan Bolonia, al menos en la enseñanza del derecho. Estoy convencido de que el alumno sale peor formado que con cualquier otro plan de estudios y que con él se ha degradado lo que yo entiendo por  función y misión del verdadero profesor universitario. No he conseguido aún que nadie me explique de forma satisfactoria las ventajas del mismo en relación con el espacio común europeo; ventajas que para mi son imposibles de alcanzar desde el momento que cada uno de los países de la UE conservan su derecho -público y  privado- propio. 
El profesor pasa a ser un " tutor del alumno", al que procurará tratar con delicadeza para que con la mayor facilidad pueda superar la asignatura; para no imponerle grandes esfuerzos se le evaluará de forma continuada, al tiempo que la llamada "clase magistral" pasa a tener una función subsidiara o marginal. Como el legislador es consciente de que con ese sistema de enseñanza la formación que el alumno alcance va a resultar muy limitada, se institucionaliza completar los estudios con algún tipo de Máster, sin el cual no se podrá ejercer determinadas profesiones jurídicas, como la de abogado; no puedo imaginar cómo se van ordenar los sistemas de acceso a profesiones jurídicas en las que hasta hora la exigencia de un Programa - notarios, registradores, jueces, abogados del Estado, etc- suponía una preparación básica que ahora no se alcanza.
Espero equivocarme, pero no puedo evitar contemplar con pesimismo el futuro de una institución esencial para un país, como es la Universidad. Posiblemente sea una manfiestación más del cambio global que estamos viviendo en la sociedad española, a la que sólo un milagro de autocrítica y sentido común pueden poner en el camino correcto.

La Universidad que dejo (I)



Después de 48 años dedicado a enseñar en la Facultad de Derecho de Oviedo ha llegado  el momento de decir adios y es la  ocasión propicia  para "mirar atras sin ira" y hacer un balance de todos estos años; ¿que he dado y que me ha dado la Universidad?.
Creo que tengo suficiente legitimidad para dar mi opinión sobre lo que ha sido, es y será la Facultad de Derecho y la conclusión final no puede ser, para mi, buena: He pasado por todas las categorías de profesor, desde Ayudante con 21 años(curso 1964/65) hasta Catedrático de Derecho Civil; no he tenido mucha suerte ya que no me tocó nunca la lotería de los sistemas actuales de acceso al  Profesorado; siempre con oposiciones a nível nacional (adjunto, agregado y catedrático) y no como ahora en cada Facultad; no tengo duda alguna- aunque a muchos les moleste- que el sistema de selección ha ido a peor con el efecto de peor calidad en la enseñanza.
He padecido la ingratitud de muchas personas que me deben -así como suena y por duro que parezca- el medio de su subsistencia personal y que en la primera ocasión que tuvieron para mostrar un mínimo de gratitud la desperdiciaron; no los olvido ni les perdono; ellos saben -si leen estas palabras- quiénes son. Otros -los menos-, fueron fieles, agradezco su fidelidad y les deseo lo mejor.
Soy consciente de que a muchos no caigo bien en la Universidad, posiblemente sea díficil aceptar que no teniendo dedicación exclusiva, haya sabido organizarme para publicar más de 12 Libros, dirigido muchas tesis doctorales, dado conferencias y publicado numerosos artículos, lo que otros, dedicados exclusivamente, no han hecho. He cumplido siempre con mis obligaciones, sin delegar en nadie y  he hecho, y dicho siempre lo que creía de justicia, error de conducta que me ha perseguido en la Universidad y en la Administración de Justicia.
Debo agradecimiento eterno al hoy recientemente fallecido, D. Manuel Albaladejo, que confió en mi para que fuese Catedrático, a mis antepasados universitarios, a mi familia y a nadie más; me he sentido perseguido injustamente por varios rectores y ayudado por otros  dos, no me he arrastrado para obtener beneficio propio y puedo mirar alto y de frente a cualquiera que se oponga.
He tenido cargo académico y sé cómo funciona por dentro la Universidad, aunque mejor -de momento- no publicarlo; me causan lástima todos los que se creen algo por alcanzar una categoría profesional obtenida con ayudas distintas del esfuerzo personal.
Siento un cierto grado de tristeza al pasar oficialmente a no ser nada, pero creo que puedo todavía ser útil, mientras la salud me respete.

(continuará...)  

domingo, 27 de mayo de 2012

La justicia en España

Las últimas noticias sobre el Presidente del Consejo General del poder Judicial ponen de relieve todos los males que padece la justicia desde la LOPJ; no sólo queda al descubierto el  abuso de los fondos públicos en interés personal- lo que ha sido habitual desde años- sino también la inutilidad de tal organismo. Su actuación ha sido siempre en interés de los Gobiernos dominantes y de los amigos de cada uno de los Vocales; basta con comprobar el " curriculum" de los que a lo largo de los últimos 25 años han sido designados como tales para poder concluir que el principio constitucional de mérito y capacidad ha estado ausente como punto de partida.