martes, 25 de marzo de 2014

Sobre la hipocresía

Todos sabemos que no hay nada mejor que morirse para que la mayoría hable bien del muerto; lo gracioso es que el único que no se entera de lo bueno que era es el propio muerto. Desde la tarde del domingo hasta esta tarde no he parado de oír y leer cantos ditirámbicos sobre Adolfo Suárez, algunos sinceros pero otros me resultan ofensivos porque provienen de personas que cuando fue Presidente del Gobierno hicieron lo que estaba en su mano y un poco más para acabar con él políticamente. De repente todos eran sus amigos y lo conocían  en la intimidad; alguno, incluso, aprovecha oportunamente, el momento para hacer publicidad de alguno de sus libros sobre el fallecido.

Los que a finales de los años 70 , teníamos treinta y tantos años vivimos con ilusión el cambio de un país sometido a un régimen político que era una anomalía en Europa. Nunca podre olvidar cuando en el año 1965, cuando hacía el Doctorado en Bolonía, los estudiantes de esta Universidad hacían huelgas de apoyo a los españoles que aman la libertad aunque no la conozcan. Adolfo Suarez  abrió el camino para sentirnos iguales al resto de los europeos y eso hay que agradecérselo 

La ilusión estuvo a punto de irse por el desagüe gracias a Tejero y quienes estaban detrás y a los dinameteros que formaban parte de la UCD. 

No se puede consentir que personas- por citar solo a  alguno de los que están vivos, como Martín Villa, Landelino Lavilla; Ignacio Camuñas , Guerra y......el Rey ,.salgan a poner por las nubes al Primer Presidente de la Democracia, cuando todos ellos fueron ingratos. le miraban por encima del hombro,  se reían de su falta de preparación, le acosaron hasta hacerlo dimitir y se olvidaron de su existencia hasta hace dos días.

Si de verdad respetan su memoria , que se callen para siempre

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