Estos dos meses de un verano no tan tranquilo como hubiese deseado, he dedicado mi tiempo de descanso a dos de mis aficiones favoritas : la lectura y la preocupación por el futuro de España.
He dedicado muchas horas a la lectura de libros sobre la Segunda Guerra Mundial, tema que me apasiona, y he terminado de leer tres libros del historiador inglés Antony Beevor: Berlín, la Batalla de las Ardenas y la recopilación de las crónicas de guerra del gran Vassili Grossman( ¡ que inolvidable su novela VIDA Y DESTINO). Cuanto más conoces de las crueldades de esa guerra, de los millones de muertos, de la tranquilidad con que los generales rusos, alemanes, ingleses y norteamericanos enviaban a la muerte a sus soldados, sientes terror de que algo parecido vuelva a suceder, porque no parece que el ser humano haya sacado alguna conclusión sobre aquellas matanza.
Pero mayores temores, más próximos e inmediatos me produce lo que se puede armar en España con Cataluña a partir del 27 de este mes, si los resultados contrarios a la independencia no son claros y contundentes, como deseo que así suceda. ¿ Despertará esa mayoría silenciosa de catalanes nacidos de la inmigración desde otras regiones y se rebelarán contra una idea de independencia que se basa en algo tan lejano como los Decretos de Nueva Planta de Felipe V que afectaron a las Cortes de Aragón y Valencia( 1707) , y a Baleares y a Cataluña, allá nada menos que en 1715. Decretos que fueron consecuencia de una guerra de Sucesión a la muerte del último de las Reyes de la Casa de Austria?. Cataluña apoya al aspirante austriaco el Archiduque Carlos , pero gana el aspirante francés , el Borbón, Felipe V.
Me pregunto y no encuentro respuesta razonable,¿ que país es este que a comienzos del Siglo XXI, se invoca para defender su postura, algo ocurrido a comienzos del Siglo XVIII, hace exactamente tres siglos?. ¿ Sabrán algo de su historia la mayoría de los votantes catalanes?; puede que no mucho.