La noticia no tiene desperdicio: el ex-líder sindicalista asturiano Fernández Villa se acogió a la anmistía fiscal en el año 2012 y aflora un patrimonio oculto de 1,4 millones de euros. Como es habitual el interesado niega haber defraudado a la Hacienda pública, pero no el haberse acogido a la anmistia que en un mal día decreto el señor Montoro.
De momento no explica cómo ha podido reunir casi unos 200 millones de las antiguas pesetas, no sabemos si ha podido recibir alguna herencia que explique tan amplio patrimonio; pero me gustaría que nos dijese los trámites a seguir para tener una jubilación tan confortable y generosa como la que él ha logado alcanzar.
Dudo que a sus colegas del sindicato SOMA la noticia les haya alegrado, seguro que ignoraban que el compañeru que no dudaba en encerrarse en el fondo de la mina, era un capitalista como los de derecha de toda la vida.
Como siempre no pasara nada, entre esa anmistia y la prescripción vía libre a disfrutar de los ahorrillos. Cada día comienza con un nuevo escandalo de fraude a la Hacienda pública, favorecido por las medias de los gobernantes que en lugar de declarar imprescriptibles esas conductas, las premian con una leve sanción del 10% de lo no declarado, que es mucho menos que lo que habrían tenido que abonar si en su momento hubiesen declarado ese patrimonio.
Y eso que Hacienda somos todos, unos menos que los demás