La historia comienza a principios del 2011,- en el momento que solicito el reingreso en el Cuerpo de Catedráticos de Universidad, de donde había salido, en octubre de 1986, por imperativo legal, despues de luchas judiciales sin fin sobre la aplicación de la ley de Incompatibilidades- y termina- después negativas y dilaciones engañosas- el pasado día 7 de marzo, cuando me notifican la sentencia de la Sala de lo Contencioso del TSJ de Asturias, que desestima el recurso de Apelación que la Universidad había interpuesto contra la sentencia del Juzagdo de lo Contencioso Administrativo nº 4 de Oviedo, que había estimado mi demanda y condenaba a la Universidad a reintegrarme al servicio activo con efectos al 1 de septiembre de 2012.
Y por el medio días de disgusto e impotencia ante el trato recibido por el Rector y su equipo, que fueron incapaces de darme personalmente una explicación de su reiterada negativa a que yo volviera como catedrático de derecho civil; no podré olvidar nunca esa impresentable forma de obrar de unos señores que el frente de la Universidad de Oviedo no tuvieron la más miníma consideración hacia una persona que comenzó sus servicios en ella el 1 de octubre de 1964, cuando ninguno de ellos habían oido hablar de la Universidad. El estilo universitario no saben lo que es, y si lo saben no lo practican.
Lo que el Rector V. Gotor y sus acólitos querían era- por razones que jamás me ha explicado nadie- que yo no diese clases en este curso 2012/2013 que era el último de mi vida profesional, y de hecho lo han conseguido, porque cuando yo logre que se ejecute la sentencia el curso ya habrá finalizado, de forma que la ejecución se traducirá en que deberán indeminizarme con lo que hubiese percibido trabajando como catedrático, y nadie les va a pedir responsabilidades por esa mala gestión del dinero público.
Pero yo si voy a seguir pidiendo responsabilidades al Rector y a su equipo, por los daños materiales y sobre todo por los daños morales que durante estos dos años he tenido que soportar por la pura cabezonería( ¿o sería por venganza?) de esos señores que me impidieron terminar mi vida académica como la empecé hace casí 49 años: dando clases de derecho civil.